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lunes, 6 de mayo de 2013

La quería.

Y fue en ese momento cuando comprendió que realmente la quería. Cuando escuchó aquella canción que tiempo atrás ella le había dedicado, no pudo sonar otra, había miles de canciones en el mundo pero sólo sonó esa melodía inconfundible; le surcaron unas tímidas lágrimas por su mejilla nacarada. No pudo dejar terminar la canción, el dolor era demasiado grande y los recuerdos le abrumaban la mente. Aquellos sueños sin sentido una y otra vez le marcaban el triste final que no pudo vislumbrar con antelación. Se plantó frente a ella y le formuló la pregunta que tantas veces había querido hacerle ''¿por que tú y no otra?''. Ella, con su piel pálida, simuló una breve mueca de satisfacción al oírla. Dio media vuelta y se perdió entre la neblina. Realmente la quería...


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