« Bienvenido/a a mi cajón desastre, cajón en el cual podrás adentrarte a lugares insospechables »

sábado, 21 de junio de 2014

Ínspirame.

Inspírame tú que puedes y tienes alas.
Inspírame tú, rosa marchita,
mariposa alada,
amanecer entre olas,
paisaje entre brumas.
Inspírame tú, que eres mujer
y sabes cómo hacer que vuele mi imaginación.
Inspírame tú, princesa de un cuento encantado,
guerrera de las amazonas,
ninfa de los bosques,
ama de la llave que cierra el candado

que lleva a tu corazón.



Ámame.

Ámame de la forma más salvaje que conozcas. Ámame como el sol a las flores, como la primavera a los cerezos, como la sangre a sus venas, como las gotas de lluvia a los bosques. Ámame sin prisas pero tampoco sin pausas. Desátame de esta condena, despójame de las cadenas que impiden que nos amemos de la manera más salvaje. No tengas miedo de hacer lo que te pido, pues lo estás deseando. Muérdeme, clávame los colmillos, aprisióname con tu cuerpo, sujeta mis nudillos y no dejes que la sangre recorra su ciclo. Así, así ámame de la forma más salvaje que conozcas porque esto son sólo letras. Letras que buscan que las plasmes en mi piel sudorosa, cargadas de deseos impunes. Deja que tu aliento traspase mi cuello desnudo. Deja que mi piel no sea piel, que sea el fuego de un volcán incandescente. Sediento de llamas. Simplemente ámame.



viernes, 20 de junio de 2014

Te quise tanto amor.

Te quise tanto amor. Quienes te conocen no saben que yo te conocí. Tantas y tantas veces te soñé. Y nunca me arrepentí de ti. No puedo imaginar la eternidad sin tus besos, sin tus abrazos, ni caricias ni miradas de loba. Quienes te conocen demasiado bien  no saben que ya te conocí, en un pasado incierto, quizás. En un pasado tan remoto que ni siquiera nuestros cuerpos existían, solamente nuestras almas. Y estas almas fueron el fruto de nuestros cuerpos hoy aquí presentes. Te quise tanto amor que volvería a desandar cada uno de mis pasos por llegar al origen de nuestro primer encuentro. Ahora que he muerto me doy cuenta de que te quise tanto amor…Pero no he muerto de dolor. He muerto de frenesí, vaivenes, de sueños, de placer, de locura, de pasión, de Amor. Cada día que pasa muero de amor, de pedacitos de ti. Y esto es lo que me hace revivir nuestro primer encuentro, esa llamarada que nunca se apaga porque no hay combustible que se atreva a romper nuestra llama. Por eso te digo que te quise tanto amor, que quienes te conocen demasiado bien no saben que ya te conocí.