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miércoles, 8 de mayo de 2013

Josefa de Óbidos.

La llamaban la ''Oscura''. No por su vestimenta, pero si por su claroscuro en sus pinturas debido a la corriente caravaggiesca predominante en el s.XVII por toda Europa. De padre portugués y madre hispalense, nació en Sevilla. Y pasó sus primeros años de vida en esta ciudad acompañada del maestro Herrera, dando muestras de su afán por la pintura de manera autodidacta. Fue una de las pocas mujeres reconocidas en este mundillo del arte en una época donde la mujer aún no estaba tan valorada y menos aún en el círculo artístico. Tanta labor fue recogiendo sus frutos y su reconocimiento posterior. A los 14 años marchó a Óbidos y a los 16 ingresó en un convento de Coimbra, del cual saldrá en 1653 para regresar a los brazos familiares. Se desconoce el motivo de dejar los hábitos, pero puedo intuir que una personalidad tan inquieta y ese afán por demostrar al mundo que una mujer podía pintar y dar a conocer sus cuadros, sería el pretexto para escapar de aquel recóndito lugar religioso. Quizás tanto misticismo y soledad no le daban la paz e inspiración para sus obras. Y fue gracias a esta escapada que consiguió ser reconocida y comenzó a realizar retratos para la realeza portuguesa y grabados para la Universidad de Coimbra. Los portugueses presumen de pintora oscura, yo en cambio presumo de haberla descubierto hace tan sólo unos meses en mis clases de Arte en Portugal.





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