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viernes, 31 de mayo de 2013

Hasta el fondo del abismo.

Te amo hasta el fondo del abismo. Fue la frase que gritó junto al acantilado pero ya nadie podía oírla. Estaba tan lejos de todos y de todo que había perdido la noción del tiempo y ya no sabía cuantos segundos, minutos o quizás horas habían pasado en el filo de aquel acantilado. Retrocedió unos pasos al sentir el vértigo, que le recorrió por su estómago, al mirar el bestial precipicio que se alzaba bajo sus pies. Sólo escuchaba el oleaje embravecido, parecía que la misma mar la odiaba y aún se preguntaba el por qué. Su condena ya estaba escrita, amar y no ser amada. Una vez le prometió amarla hasta el fondo del abismo pero ella hizo oídos sordos y el dolor la arrastró hasta aquel lugar que poco tenía de acogedor. Parecía que estaba en el acantilado de una película de terror como la del Buen hijo, una de sus películas preferidas de la infancia. Amar y no ser amada, esa era la cuestión por la que estaba allí en ese preciso momento. La llama del amor la había mantenido viva pero era incapaz de seguir conviviendo con una simple ilusión. Se preparó para saltar, cogió impulso y justo cuando iba a saltar escuchó un grito no muy lejos de ella...Despertó con las sábanas pegadas al cuerpo por el sudor. ¿Qué había pasado? Ya no estaba en ese acantilado que a punto estuvo de costarle la vida. Había sido todo una pesadilla como las del libro de Edgar Allan Poe que había leído la noche anterior. Pero a su lado estaba ella, agarrándole de la mano e intentando hacerla volver a la realidad. Amar y ser amada, esa era la nueva cuestión.


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