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miércoles, 3 de julio de 2013

Como Xena llegó y cambió mi vida.

''En la era de los antiguos dioses, de los señores de la guerra y de los reyes...'' así es como empezaba el maravilloso intro que tantos veranos me hacía estar pendiente de la tele porque era la hora de ver la serie que sin saberlo me marcaría de por vida, Xena la princesa guerrera. Tendría yo unos 8 años, estamos hablando del verano de 1999. Ya por aquel entonces Hércules también me había captado pero no tanto como Xena. Era la primera mujer guerrera que había visto en mi vida, con sus saltos y su grito que nunca hemos podido imitar porque sólo ella puede hacerlo, es único, y esa especie de disco que para mi era un fresbee llamado chakram y su espada. Acompañada de una rubia natural (de las que ya no quedan) con un callado que para mi era un palo largo, como los que cogía en el campo. Una mañana seguramente haciendo zapping puse de casualidad la 2 y la encontré a ella, allí estaba con su vestido de cuero y esos andares, segura de sí misma, con aquella mirada penetrante. Desde entonces cada día me levantaba temprano para ver mi guerrera preferida, con la que tanto me identificaría de mayor. Y el día que me quedaba dormida me enfadaba con mi hermana por no haberme levantado antes e incluso en Agosto, cuando estaba en la playa, maldecía tener que ir a la playa y perderme un mes entero de Xena. Y al año siguiente volvían a poner los capítulos pero de manera desordenada y no te acordabas de nada de lo anterior y por aquel entonces no tenía Internet. Hubo un día que dejaron de emitirla. Para entonces yo tenía ya 12 años y me entristecía después de tantos veranos no poder seguir viendo sus aventuras. Ya con 13 años, con Internet en mi poder, se me vino un día a la mente la serie, su nombre, la mujer de mirada penetrante que luchaba por el bien. Fue a partir de ahí cuando entendí muchas cosas que antes no entendía por mi edad. Con 17 años volvieron a emitir la serie, en otro canal, y esta vez no me perdí ni un sólo capítulo. Por fin vi el final de la serie y con él mi mundo de ensueños, de batallas, mitología, amor, amistad, odio, pasión y un largo etcétera se desmoronaba en tan sólo unos segundos. No eran tímidas las lágrimas que me surcaban al ver el final de la gran guerrera que tenía ya casi como un hito en mi vida diaria. Gracias a esta serie aprendí muchos valores que aún conservo. Yo la defino así: princesa, guerrera, amazona, asesina en un pasado y salvadora de la humanidad en un presente.


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