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lunes, 10 de junio de 2013

Ser o no ser.


Esa es la cuestión. ¿Ser del PP o ser del PSOE? ¿Acaso no hay más partidos a los cuales votar y elegir? En la prensa, televisión y cualquier tipo de medio de comunicación sólo nos hablan de la misma basura fosilizada año tras año. Y nos bombardean de propaganda política cada vez que se acercan las elecciones, como si no tuviéramos bastante con los mitings que hacen por los pueblos y las capitales, sobre todo de Andalucía, que es donde más incultura social hay. Y soy andaluza y por eso mismo me fastidia que el señor Arenas o el señor Griñán, por calificarlos de algún modo, aprovechen sus visitas a pequeñas aldeas para ganarse a la población rural que siempre ha votado al PSOE o en su defecto eran partidarios del Caudillo en sus tiempos mozos por miedo a la rebelión. Y cuando cumples la mayoría de edad una de las primeras cartas que te vienen a modo de felicitación es la que te dice que ya puedes votar. Enhorabuena, ahora eres una más de esas personitas que sin ''ánimo de lucro'' tienen que decidir quien gobierna en su país, porque claro somos tan depravados que no seríamos capaces de vivir en una anarquía totalitaria a gusto de todos. Y llega el famoso día de las elecciones, no te apetece ni mirarte al espejo y tienes que vestirte simplemente para echar un voto o como hace la mayoría, un papel en blanco. Ya te has duchado, te has vestido e intentas salir a la calle sin que se note tu malhumor por perder una mañana en tan fatídico momento. Te acercas al ayuntamiento de tu municipio y lo primero que te encuentras es al cuerpo menos policial y nacional de todos los tiempos. Te miran con cara extraña, porque ellos saben que no vas a votar, que vas a echar un simple papel en blanco o si son astutos podrían pensar que vas a votar a los Verdes (Lucy Lawless= Greenpeace= paz y amor y el plus pal salón) y te dicen ''buenos días'' con un tono ronco como si llevaran horas sin hablar con ningún ser humano. A pesar de eso sigues adelante y ya dentro te encuentras a la mesa del PP (obviamente en la zona derecha) y a la mesa del PSOE (en el bando contrario) y ellos también te miran raro. Eres una joven con pintas informales y saben que vas a votar en blanco y dan por hecho que si votaras no lo harías a sus partidos. Ya dentro de esa especie de cabina, donde sólo estás a salvo de las miradas por una cortina (así de cutre es en Amphipolis), ves una gran cantidad de partidos que nunca antes habías oído mencionar y tu mente se colapsa y no sabe que hacer. Pero tu corazón es más fuerte y ves el papel que tanto deseabas coger, el blanco, sin nada escrito, un papel completamente neutro, tan neutro como tu vida. Lo metes en el sobre felizmente y después de esperar a que encuentren tu nombre en la lista de habitantes, nombre que siempre pronunciarán mal si es compuesto (al menos en mi caso), por fin respiras aire puro y sales de ese lugar infernal que te ha echo vestirte y levantarte temprano para dar un voto nulo más. Mira que son masocas, eh?


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