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martes, 4 de marzo de 2014

Carta El reencuentro.

Hacía años que no veía a Alejandra. Se había casado y había tenido dos niños preciosos. Tenía el trabajo que siempre había soñado cuando estudiaba periodismo en la facultad. Su único error fue no retroceder en el tiempo y contarle a Alejandra todo lo que sentía por ella desde la adolescencia. No era un simple cariño de mejores amigas. Era mucho más, era incluso más de lo que le ofrecía Carlos en sus años mozos y que ahora anhelaba. Después de haber pasado la etapa de madurez y sin saber de Alejandra desde no sabía cuando (había perdido la cuenta de los días, meses, años en definitiva), volvió a mirar sus diarios de cuando estaba en el instituto. Ahí todavía no existía Carlos. Sólo Alejandra. Recordaba cuando ella le pedía que le desvelara alguno de los secretos allí escritos y se negaba, cerrándolo con el candado y colgándose de nuevo la llave al cuello.
 Una noche loca, de esas en las que celebraban fiestas y bebían hasta que el cuerpo no aguantaba más, Alejandra se acercó al colgante y cogió la llave. La miró y le dijo ‘’algún día voy a leer cada palabra que escribes en ese diario y seré la mujer más feliz del mundo’’. Se llevó la llave a los labios y la besó, guiñándole a su vez un ojo. Marina recibió uno de sus vuelcos al corazón. Estuvo a punto de contarle todos sus secretos y besarla hasta el amanecer pero algo se lo impedía. Siempre tuvo miedo de romper esa amistad tan perfecta que ambas habían forjado desde la niñez. Temía que la magia acabase y que todo fuesen tinieblas.
Pero ahora tenía 30 años y estaba decidida a ponerse en contacto con ella y desvelarle todo el amor que había guardado desde hacía años. Arrancó una de las páginas sin utilizar del diario y empezó a escribir una noche, de las muchas en las que no podía dormir. Las palabras surgieron con tanta naturalidad… Siempre habían estado ahí, rondando en su cabeza, esperando a que les dejara salir.
Querida Alejandra,

Hace mucho que no sé de ti. No sé si sigues trabajando de periodista o si sigues en el mismo país, si te casaste o tuviste hijos. Te extrañará que aparezca así de repente. Nos prometimos no separarnos por mucho tiempo y hemos roto la promesa así que no puedo hacer menos que buscarte de nuevo. ¿Recuerdas el diario que escribía cuando estábamos en el instituto? Y que tanto me insistías en que querías leer algún fragmento y yo siempre me guardaba la llave. La misma llave que una noche de borrachera besaste…Pues esta noche me puse a releer las historias y he revivido cada una de ellas. Me he sentido joven por unos segundos, como cuando tenía 15 años. Te he sentido de nuevo conmigo. Aunque no estás aquí te puedo sentir. Te parecerá raro que te hable de esta manera pero así es cómo escribía en mi diario. Escribía sentimientos y sensaciones que no podía expresarte con palabras. Siempre tuve miedo a contarte lo que verdaderamente sentía por ti. Siempre fuiste mi mejor amiga, nos bañábamos juntas, dormíamos juntas, jugábamos, nos vimos crecer. Pero ya no tengo miedo. No puedo seguir ocultando que te quiero. Que siempre te he querido, no sólo como mi amiga que eras, sino como si fueses mi otra mitad. Eres la mitad que me hace falta en estos momentos. Cada día que pasa es un tormento. Siento que me falta algo, me faltas tú desde hace años. Me encantaría volver a tener 16 años y haberte dado la llave aquella noche que la besaste y haberte devuelto el beso. Me encantaría haberte sacado a bailar en el baile de fin de curso. Habernos besado durante la graduación mientras tirábamos nuestras bandas. Haberte cogido de la mano cuando tu padre te gritaba por llegar tarde a casa. Al fin y al cabo yo era la que hacía que te quedases un rato más en la despedida, jugando con tu pelo, recuerdas? Ay Alejandra, seguramente todo esto te pille por sorpresa y seguramente no querrás volver a saber más de mí pero bastantes años lo he guardado dentro de mí. Quiero que sepas que te quiero y aunque puede que nunca vuelva a verte, a estar contigo, a llorar o reírme contigo, te quiero. Con toda mi alma, te quiero.
Marina.

P.D: esta carta la escribí para la historia titulada El reencuentro de Myriam Luna.

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