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domingo, 15 de diciembre de 2013

Hace años.

Hace años me sentía vacía. Sentía que lentamente iba perdiendo las pocas amistades que tenía. Que el amor no era lo que yo creía y se iba difuminando con cada historia de leyenda vivida.
Hace años era más débil que ahora. Pensaba que si me quedaba sola todo habría acabado y que no sería capaz de seguir adelante. Y llegó el momento de estar sola, de enfrentarme a la realidad, de seguir adelante por mi misma y por eso poco a poco me fui haciendo cada vez más fuerte.
Llegó un punto en el que me daba igual vivir en un mundo rodeada de gente pero sola al mismo tiempo. Porque prefería estar sola antes que mal acompañada. Pero llegó otro momento más actual en el que me di cuenta de que realmente no estaba sola. Estaba con mi presencia, sí, pero que en mi camino se iban interponiendo otra serie de gentes que frutos del azar o del destino me iban llenando, apoyando y ayudando poco a poco. Que sin pensarlo se convirtieron en mi todo y que sin ellas saberlo yo también formaba parte de su todo.

Doy gracias al azar y al destino de haber estado sola durante estos años y haberme dado cuenta de que a pesar de ello podía ser yo misma, con mis defectos y mis virtudes pero Yo. Doy gracias de haberme cruzado en mi camino a cada una de estas personas porque gracias a las experiencias vividas soy quien soy. He aprendido en cada una de las batallas presenciadas y también he disfrutado de los contados momentos felices que se me han planteado.

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