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sábado, 14 de febrero de 2015

Ensayando.

Y debo decir que mentiría si no digo que de tus ojos vislumbro las estrellas. Que mi voz tiembla y se desgarra cuando ya no te toca. Que con tu sola presencia me hago diminuta y tiemblo de ganas de ti. Veo tu sombra a lo lejos y la reconozco como si fuera la mía propia. Tus pasos no son simples pasos, son melodía en el eco de la noche. ¿Por qué te marchas si aún nos queda toda la eternidad por delante? La eternidad de tus ojos, de tus manos, de tu boca, de esa sonrisa que no consigue desvanecerse de mi memoria.


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