He llegado a la conclusión de que no
voy a preocuparme de personas que no se preocupan en dar señales de
vida y que sólo hacen desaparecer con el tiempo. Se que es muy fácil
de escribir, menos de decir pero aún más de cumplir. Intentaré
llevarlo a cabo, al menos para no dañarme. Prometí no volverme a
ilusionar ni a confiar en alguien que mostrase su atención en mí
pero fui débil y volví a caer. Caí cegándome de la realidad que
me rodeaba. Yo quería ser fría como el hielo, no tener sentimientos
para que así nadie me dañara ni los traspasara hasta llegar a mi
corazón. Por muchas corazas que me puse todas fueron en vano. Dicen
que se aprende de los errores pero ¿será esta frase tan cierta? ¿No
creéis que aún así seguimos cayendo? Los errores nos hacen más
fuertes pero en un tiempo limitado ya que cuando vuelve a aparecer
otro error diferente o el mismo, aunque vayamos con precaución, se
nos vuelve a olvidar y volvemos a caer una y otra vez. Como la
canción de Amaral, una y otra vez con el martillo en la pared. Algún
día escribiré alguna entrada de este grupo, que es mi preferido, y
con el cual me siento identificada en cada una de sus letras. Nunca
olvidaré la experiencia de poder ver a Eva Amaral dándolo todo en
aquella sala de pequeñas dimensiones, con gente de diferentes edades
y vivencias agolpada por un mismo motivo, los brazos alzados, la
música penetrando mis oídos con letras que me han acompañado desde
niña y aquel pequeño merchandising en la entrada que para mi fue
como ver un gran tesoro en medio de una isla desierta. Y regresando
al tema después de un bonito recuerdo, pienso que aún no ha nacido
nadie en la tierra que pueda derrotarme por muchas desilusiones y
heridas que me cause. Porque al fin y al cabo tú eres lo que haces
de ti. Como diría un personaje de Xena, llénate de deseos y sólo
verás ilusiones, vacíate de ellos y entenderás el gran misterio de
las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario