Echo de menos esas conversaciones sin
importancia, donde tú y yo sacábamos unas risas. Echo de menos que
me sonrojes. Tus buenos días princesa acompañados de una carita
sonriente. Tu presencia, porque con sólo verte ya me conformaba. Sí,
soy de esas que se conforman con bastante poco y que dan mucho a
cambio. Esos mensajes interminables, sobre todo por las noches.
Despertarme en mitad de la madrugada y recibir uno tuyo diciéndome
que no podías dormir pero que a pesar de eso seguías pensando en
mí. Tus llamadas fallidas. Tus toques a deshoras. Esa manera de
dejarme sin palabras. Tu cariño...
Echo de menos tantas cosas de tanta
gente que debería empezar por hacer una lista de cosas positivas y
negativas y ponerlas en una balanza como una vez me dijo cierta
persona. ¿Qué ganaría: lo bueno o lo malo? Siendo coherentes me
gustaría que ganase lo bueno. Pero siendo realistas el peso negativo
se desborda demasiado. Y para contrarrestar el peso pondré un poco
de mi parte. El amor es como una pluma, tan frágil que con sólo un
soplo de aire se escapa entre los recuerdos.
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