Ámame de la forma más salvaje que conozcas. Ámame como el
sol a las flores, como la primavera a los cerezos, como la sangre a sus venas,
como las gotas de lluvia a los bosques. Ámame sin prisas pero tampoco sin
pausas. Desátame de esta condena, despójame de las cadenas que impiden que nos
amemos de la manera más salvaje. No tengas miedo de hacer lo que te pido, pues
lo estás deseando. Muérdeme, clávame los colmillos, aprisióname con tu cuerpo,
sujeta mis nudillos y no dejes que la sangre recorra su ciclo. Así, así ámame
de la forma más salvaje que conozcas porque esto son sólo letras. Letras que
buscan que las plasmes en mi piel sudorosa, cargadas de deseos impunes. Deja
que tu aliento traspase mi cuello desnudo. Deja que mi piel no sea piel, que
sea el fuego de un volcán incandescente. Sediento de llamas. Simplemente ámame.
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